Hace unos días me encontré este bella edición de Madame Bovary, publicada por Siruela. Posee en un apartado los tres capítulos que Flaubert eliminó por consejo se su editor y amigo Du Camp y un prólogo breve e iluminador de Mario Vargas Llosa.
Desde mi punto de vista, la esencia de Madame Bovary se resume en este diálogo:
⎯Por eso, sobre todo, me gustan los poetas ⎯dijo él⎯. Los versos me parecen más tiernos que la prosa, y nos hacen llorar mucho mejor.
⎯Pero a la larga cansan ⎯replicó Emma⎯; y, en cambio, ahora adoro las historias que se siguen de un tirón, esas que provocan miedo. Detesto a los héroes vulgares y los sentimientos tibios, como los que hay en la naturaleza.